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Foto del escritorJosé Miguel Aravena

NECESIDAD URGENTE DE TRANSFORMAR NUESTRAS INSTITUCIONES POLITICAS

Actualizado: 7 feb 2020


En las última semanas, se desarrollaron en nuestro País, un gran número de encuentros, donde el eje de preocupación principal es la transformación de personas y organizaciones, para lograr con éxito los cambios del futuro (Congreso futuro, entre otros).

 Mucho ya hemos escuchado, que gran cantidad de empleos serán sustituidos y tantos otros se transformarán de cara a los desafíos que la modernidad nos demanda. Yuval Harari, escritor e historiador Israeli, en su obra 21 lecciones para el siglo XXI, nos dice que nada será peor que transformarnos en seres humanos irrelevantes. (Harari refuerza esta idea en su presentación en Davos 2020).

De los acontecimientos que han sido noticia en el Congreso Nacional, (previos al 18 de octubre de 2019) observo, cómo nuestras instituciones políticas parece que existieran en un ecosistema paralelo, alejado por completo del “mundo real”. (Luego del 18 de octubre la sintonía duró no más allá de algunas semanas). Percibo qué hace falta comenzar a mirar la necesidad de transformar las prácticas y las formas en la que hoy opera esta importante institución. (hoy en periodo de receso legislativo me doy cuenta que al menos es extraña la forma de abordar los problemas, es notorio el sentido de urgencia, sin embargo para la clase política esto carece de relevancia). Si hacemos uso de los datos de los que disponemos, a simple vista pareciera que el aporte de valor de cada parlamentario, estuviera prácticamente duplicado, de ser así, una gran cantidad de ellos hoy, podrían estar siendo irrelevantes. Si analizamos además, las intenciones de voto previa de los proyectos de los parlamentarios y los resultados de dichas votaciones, podríamos decir que tal vez, se invirtió gran cantidad de horas a discusiones que de cara al resultado, no tuvieron sentido, es decir, fueron irrelevantes. Si ponemos foco en el tiempo invertido en las discusiones parlamentarias y la tasa de cambio de sus opiniones, podríamos decir que se valoran más las convicciones, que la posibilidad de transformación necesaria  para enfrentar con éxito los cambios del futuro.  Muy pocos entraron con una idea y producto de las conversaciones sostenidas, con otras personas, sus opiniones cambiaron, demostrando muy baja capacidad para escuchar, tornando entonces a las reuniones irrelevantes, tal vez si utilizaramos la inteligencia artificial y el análisis de datos algorítmicos ya podríamos predecir los comportamientos de nuestros parlamentarios y tendríamos la posibilidad de hacer importantes ahorros de tiempo y recursos, que bien podrían ser destinados a financiar otras acciones más relevantes, el trabajo parlamentario hoy no está agregando valor institucional.

 Ingresa ahora la discusión de la educación emocional de nuestra infancia, observo una señal que nos dice que necesitamos educarnos para algo diferente, celebro la iniciativa, pero creo que la pregunta es más amplia ¿qué tenemos que aprender para no ser irrelevantes en el siglo XXI? Siento que esa conversación requiere de otro tipo de interlocutores hoy, se requiere escuchar, estar dispuesto a mirar más allá de las propias posiciones, a querer pensar en un mundo que nos trasciende a todos, tenemos que tener esperanza que podemos dejar de ser las personas que somos y transformarnos para poder hacernos cargo de los desafíos del futuro. Veo que es una discusión que requiere ser desarrollada con ojos en el futuro, pero tiene un mindset del pasado que imposibilita avances en la dirección apropiada. Marzo será clave, pero no veo que estemos haciendo hoy lo que hace falta para que esas discusiones tengan cabida mañana.



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